jueves, 28 de noviembre de 2019

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La Obsolescencia programada 

es la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa  durante la fase de diseño del mismo, este se torne obsoleto, no funcional, por diversos procedimientos, por ejemplo por falta de repuestos, y haya que comprar otro nuevo que lo sustituya.

Su función es generar más ingresos debido a compras más frecuentes para generar relaciones de adicción, que redundan en beneficios económicos continuos por periodos de tiempo más largos para empresas o fabricantes.

El objetivo de la obsolescencia no es crear productos de calidad, ni tener en cuenta las repercusiones medioambientales en la producción y mucho menos las consecuencias que se generan desde el punto de vista de la acumulación de residuos y la contaminación que conllevan. 

Creo que la obsolescencia es una práctica comercial cada día más habitual en las empresas y tiene su razón de ser ya que es utilizada para mantener un nivel de ventas constante para las empresas. En el otro extremo, existen empresas que no usan esta práctica y optan por un producto duradero. Y bien, con esto quiero decir que es posible utilizar otros métodos para mantener las ventas de una empresa constante. Además me parece que es un método no ético ya que, desde mi punto de vista, estás robando en cierta manera, aunque indirectamente, a tus clientes.



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